“El nombre del viento” y el iPad, una combinación deliciosa
Que vaya por delante que no soy un gran aficionado a la literatura. Me gusta, pero requiere una dedicación que en la mayoría de ocasiones no estoy dispuesto a ofrecer, me resulta más cómodo ver una película, una serie de TV o jugar una partida a la consola. La gente que lee asiduamente tiene un hábito, una adicción sana por leer que les hace devorar libros uno tras otro, pero a mí no me suele pasar.
Sí que es verdad que en varias ocasiones me he enganchado a algún libro que termino rápidamente, pero suele ser contraproducente. Cuando sucede esto empiezo otro libro con el mismo ímpetu que termino el anterior, pero claro, no se puede esperar el mismo ritmo de una novela que empieza que el de otra que llega a su cenit. Ahí es donde llega la desilusión…y donde al cabo de pocos días abandono.
Ya no recuerdo la última novela que leí antes de la que quiero comentar, lo que sí recuerdo es que se trataba de una edición en papel. Y es que esta última novela que he leído es especial y creo que la recordaré durante mucho tiempo por dos motivos, por su calidad, y por ser la primera obra que he leído en formato digital. “El nombre del viento” y el iPad han conseguido devolverme la pasión por leer.